Lectura: Salmo 108 Mi corazón está dispuesto, oh Dios; Cantaré y entonaré salmos; esta es mi gloria. Despiértate, salterio y arpa; Despertaré al alba. Te alabaré, oh Jehová, entre los pueblos; A ti cantaré salmos entre las naciones. Porque más grande que los cielos es tu misericordia, Y hasta los cielos tu verdad. Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, Y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria. Para que sean librados tus amados, Salva con tu diestra y respóndeme. Dios ha dicho en su santuario: Yo me alegraré; Repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot. Mío es Galaad, mío es Manasés, Y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá es mi legislador. Moab, la vasija para lavarme; Sobre Edom echaré mi calzado; Me regocijaré sobre Filistea. ¿Quién me guiará a la ciudad fortificada?
¿Quién me guiará hasta Edom? ¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado,
Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos? Danos socorro contra el adversario, Porque vana es la ayuda del hombre. En Dios haremos proezas, Y él hollará a nuestros enemigos.
Meditación:
Señor tu preparas mi corazón y mi alma esta lista para adorarte en esta mañana. Tu palabra le muestra a mi alma y a mi ser cuan misericordioso tu eres Padre amado. Tu misericordia es grande y tú me has libertado.
Oración:
Padre celestial te suplico que al mirar mi vida tú puedas encontrar la disposición en mi corazón y alegría en mi alma para adorarte. Te doy gracias con todo mi corazón porque tú nunca me has abandonado, aunque yo no lo merezco. Reconozco Padre mío que ninguna ayuda que me pueda dar el hombre, podrá ser tan poderosa y efectiva como la tuya. Amén.
Contemplación:
Reconozco que no tengo palabras suficientes para expresar la paz que tu traes a mi vida.