Lectura:
Hechos 17:22 - 34.
Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.
Meditación:
Tu palabra hoy me desafía a conocer más de ella, para poder enseñarla y predicarla de tal manera que aquellos que me escuchen la entiendan y tomen luego la decisión de entregarse a ti, no por mi elocuencia sino por el poder de tu palabra. Padre esta porción de tu palabra me ayuda a recordar una vez más que el mensaje que predique siempre debe apuntar a que las personas que aún no han entregado su vida a ti lleguen al arrepentimiento para ser salvos, como lo hacía Pablo.
Oración:
Señor admiro a tu siervo Pablo, la valentía que tú le diste para ponerse en pie en medio de aquel lugar y exhortar a la gente. Ruego que me permitas llegar a esa unción y la fluidez de tu palabra que pusiste en él.
Contemplación:
que buena es esta palabra a mi alma esta mañana, me has invitado a tomar acción Señor.